Isaías 58:12
12 Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar.
Dios les bendiga a todos. Me siento muy contenta en el día de hoy de poder compartir un tema tan difícil para nosotros como seres humanos, pero a la vez tan lindo y necesario en nuestras vidas. Hoy hablaremos acerca de la RESTAURACIÓN.
Como todos sabemos en la antigüedad si algo se rompía simplemente se reparaba, había una mentalidad de restauración. Desgraciadamente en estos tiempos estamos acostumbrados a que si algo se rompe se bota, se sustituye y eso también lo llevamos a las otras áreas de nuestra vida. Por ejemplo, si alguien te falla en algo lo desechas, lo borras para siempre sin tener en cuenta que esa relación con la ayuda de Dios sí se puede salvar. Es por eso que como bien dice ese versículo inicial, nosotros somos llamados a ser reparadores de portillos y restauradores de casas. La palabra “portillos” se puede aplicar de dos maneras.
Primero: como un hueco en los muros de protección que antes poseían las ciudades y que hacía que los enemigos pudieran entrar.
Segundo: Como una ruptura o hendidura en la pared, que puede ser la causa de que esta se derrumbe o sea destruida gradualmente.
Después de entender esto queda claro que nuestra misión no es acabar de destruir sino reparar, reedificar. Pero vamos a adentrarnos en el mensaje viendo el significado de esta palabra.
Significado de restauración:
– Arreglar los desperfectos (por ejemplo de una obra de arte, un edificio u otra cosa que ha sufrido un deterioro)
– Volver a poner una cosa en el estado o estimación que tenía antes.
Sinónimos: recuperar, recobrar, devolver, reparar, arreglar, componer, renovar, restablecer, reinstaurar.
Significado bíblico:
Ahora, hay algo muy interesante y es lo siguiente: de acuerdo con el diccionario vimos que restaurar significa restablecer la condición original de algo. Sin embargo, cuando algo es restaurado en la Escritura, siempre crece, se multiplica o mejora hasta el punto de llegar a ser superior al estado inicial. (Jl 2:25-27) ¡Gloria a Dios por eso! ¡Èl siempre supera todo y va más allá!
En la Biblia encontramos varios ejemplos de esto :
1) Bajo la ley de Moisés si una persona robaba un buey o una oveja debía devolver al dueño cinco bueyes por el buey robado, y cuatro ovejas por la oveja robada.
Éxodo 22:1
Leyes sobre la restitución
22 Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas.
2) Otro ejemplo lo vemos en la vida de Job, quien después de ser afligido y despojado de todo mientras era probado, recibió mucho más de lo que tenía inicialmente. Dios le aumentó al doble todas las cosas que habían sido suyas. Le dio hijos y multiplicó abundantemente sus riquezas.
Job 42:12-13
12 Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero; porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, 13 y tuvo siete hijos y tres hijas.
3) En el Nuevo Testamento vemos como Jesús hace nuevas todas las cosas (Ap. 21:5; 2 Co 5:17) nos restaura y nos da una vida en abundancia.
Juan 10:10 El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Ahora, todo esto de la multiplicación y la renovación nos entusiasma y nos gusta mucho, pero para que esto fuera posible primero tuvo que haber un sacrificio, primero tuvo que haber un rescate, una unión, una redención. Por lo cual vamos a remontarnos al inicio.
Cuando Dios creó el ser humano, este gozaba de una intimidad, compañerismo, una comunión única con El. Pero cuando pecó, ofendió y desobedeció se produjo la ruptura más terrible y desastrosa de la historia, se rompió la relación del hombre con Dios.
Dios hubiera podido perfectamente desecharnos para siempre, olvidarnos, rechazarnos y excluirnos pero El no obró así ¡Dios es el maestro por excelencia en la restauración! El es experto arreglando lo que se rompe. Por lo cual si en el día de hoy hay alguna relación o algo roto en tu vida vamos a ver y aplicar los pasos que a través de Jesús El nos enseñó para lograr la restauración.
1) DISPOSICIÓN
Hebreos 10:5-7
5 Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo.
6 Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron.
7 Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí.
Dice la palabra de Dios que Jesús viendo la situación con el ser humano y cuánto este se había degradado debido a la separación de su creador, por amor a nosotros se ofreció voluntariamente, se dispuso a venir a la tierra a ser un puente entre el hombre y Dios y resolver esta situación.
Por lo cual aprendemos que lo primero es reconocer que tenemos un problema, que ha habido una ruptura y debemos disponernos a solucionarlo.
2) HUMILLACIÓN
Filipenses 2:6-8
6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Este punto es verdaderamente difícil para nosotros. Aquí dice la palabra de Dios que Jesús primeramente se despojó o sea dejó a un lado la gloria que tenía en el Reino de los cielos, dejó su autoridad independiente sometiéndose totalmente a la voluntad del Padre.
Luego tomó forma de hombre y para esto entró a esta tierra en la manera más indefensa posible: en la de un bebé y aquí quiero especificar algo: uno de los motivos por lo cuales nos cuesta tanto trabajo humillarnos es porque esta condición nos hace sentir vulnerables.
Significado de vulnerable:
frágil, con las defensas bajas, débil, indefenso, sin protección, que puede ser herido o recibir una lesión física o moral.
Cuando una persona se humilla tiene que despojarse de sus pensamientos de superioridad, tiene que bajar las barreras de autodefensa, tiene que abatir el orgullo (mayor enemigo de la restauración) debe tomar una postura de humildad inclinando su corazón, mirando de abajo hacia arriba y no lo contrario, estimando a la otra persona como superior no inferior (Flp 2:3)
La vulnerabilidad es parte del plan de Dios para ayudarnos a mirar hacia el cielo y es que realmente en su Reino no sirven ninguno de nuestros razonamientos, pues allí todo es al contrario: el débil es el fuerte (Jl 3:10; 2 Co 12:9) el que se humilla es enaltecido (Mt 23:12) el que quiere ser el mayor debe ser siervo de todos (Mt 20:26-27)
Es obvio que no nos gusta esta posición, pues al tomarla al igual que Jesús corremos el riesgo de ser heridos, y una cosa es que un enemigo nos haga sufrir pero más duro es que lo haga un amigo, alguien que amamos y que debería amarnos. Es por este motivo que hay personas que endurecen su corazón, se cierran y dicen: “ahora el fuerte soy yo, esto no me va a pasar más, no voy a volver a abrir mi corazón ni a amar, no quiero saber de nadie”, pero no se puede vivir así y mucho menos en la vida cristiana.
Jesús no huyó del sufrimiento ni de las personas que intentaban atraparlo, en vez de endurecerse ante los ataques se abrió y estuvo dispuesto a ser herido aun por quienes él amaba. Mira lo que dice una profecía que habla del trato que tendrá Dios con el pueblo de Israel y los que lo rechazaron:
Zacarías 13:6 Y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos.
¿Viste lo que dijo? En casa de sus amigos. Cada relación de amor deja una puerta abierta a la vulnerabilidad o sea a la posibilidad de ser herido. No huir de esa vulnerabilidad significa al igual que Jesús prepararse para el perdón.
3) PERDÓN
Esta parte es fundamental. Si quiero recuperar una relación debo aprender a perdonar aun cuando sea yo el ofendido. Como hemos visto hasta ahora, Dios que era el ofendido fue el que tomó la iniciativa y nos vino al encuentro a nosotros que eramos los que lo habíamos desobedecido, fallado y ofendido. En Isaías 53:5 dice que el fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados y yo me pregunto, si Cristo fue capaz de perdonarnos tanto ¿Cómo es posible que nosotros no podamos perdonar algo que nos hayan hecho?
4) FE
El último paso es tener fe y aquí quiero analizar dos puntos: aprender a hablar como Jesús y aprender a ver como Jesús.
Aprender a hablar
Me he dado cuenta que muchas veces hablamos en un modo totalmente equivocado. Si somos sinceros creo que en varias ocasiones hemos usado frases como estas: “Bueno yo la perdoné pero se que esa persona no va a cambiar”, o la típica frase “árbol que nace torcido jamás su tronco endereza» (cosa que no es verdad pues Dios endereza aun lo torcido). Todas esas frases van en contra del Evangelio y el modo de hablar de Dios. Te lo explico con un pasaje biblico, vamos a leerlo para abreviar el tiempo:
Job 1:7-11
7 Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.
8 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
9 Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde?
10 ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.
11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.
A diferencia de lo que muchos pueden pensar en este pasaje Satanás lo que le estaba diciendo a Dios era que si Job lo obedecía era por puro interés, pero que si le quitaba todo allí si que se iba a manifestar la verdadera naturaleza y esencia de Job. En palabras simples Satanás quería decir que ningún ser humano servía y que todos eran iguales. ¿Te suenan familiares esas palabras? Pues mira que si, pues tristemente muchas veces las hemos usado. Pero para la gloria de Dios en la historia de Job quedó demostrado que no es así. A pesar de que este hombre perdió todo siguió amando y siéndole fiel a Dios. Esta es la demostración de que para el Señor el ser humano sí es REDIMIBLE Y RESTAURABLE. Por lo tanto nosotros también debemos pensar así.
Aprender a ver
Un ejemplo de esto lo encontramos cuando Jesús le lavó los pies a los discípulos (Jn 13:1-20) Lo primero y que no puedo dejar pasar es el hecho de decir que esto fue un acto de verdadera humildad. En aquella época era costumbre que cuando una persona después de caminar largas trayectorias polvorientas, el esclavo más pequeño de esa casa le lavara los pies, y eso exactamente fue lo que hizo Jesús. El Rey de reyes y Señor de señores lavándole los pies a sus seguidores, a sus amigos. La verdad es que mientras lo hacía hubiera podido pensar en que esos mismos pies horas después iban a salir corriendo y lo iban a abandonar. Pero Jesús vio esos pies con esperanza, ya que ellos iban a ser los portadores de las buenas noticias de salvación para toda la humanidad, y mira que dio resultado! Los discípulos lo lograron y tu y yo lo vamos a lograr!!!
Amado amigo, entiendo que esto de la restauración no es para nada fácil, esto es para valientes, para esforzados pues cuesta trabajo. Es para los que no abandonan, para los que reparan y no botan, pero si decimos que somos hijos de Dios debemos imitarlo y comportarnos como tal. Quiero decirte que si no lo hacemos el resultado va a ser un mundo cada vez más quebrado, fragmentado, desunido, roto por dondequiera y esa no es la voluntad de Dios.
Hay que armarse de esta mentalidad, y ahora entiendo cuando los apóstoles Pablo y Pedro hablan de humillarnos, de tener por sumo gozo cuando nos encontremos en pruebas, de participar de los padecimientos de Cristo, de seguir sus pisadas e imitarlo. (1 P 2:19-21; 1 P 4:13-14 Flp 1:29; Rm 8:17; Jn 15:20) Con todo esto lo que querían decir simplemente es que ellos estaban conscientes de que nadie había sido más humillado que Cristo, pues él lo fue hasta lo sumo y ya que ellos no podían hacerlo en el mismo grado de perfección para acercarse a su maestro trataban de descender lo más posible con tal de encontrarse con Èl. Quizás la humillación sea el único modo de ver verdaderamente el rostro de Jesús.
¿Qué tal si terminamos haciendo una oración?
Señor Jesús, estoy consciente de mi orgullo, de mi corazón endurecido hacia el perdón y la restauración, reconozco mis carencias, mi falta de humildad y de amor ¡Necesito tu ayuda! Enséñame a ser como tú y a convertirme en un agente de restauración. ¡Gracias mi Dios!
Reciban un fuerte abrazo de mi parte. ¡Que el Señor les ayude y les bendiga!
Amén!! 🙌