Lucas 11:27-28
Los que en verdad son bienaventurados
27 Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo:
—¡Bienaventurado el vientre que te llevó y los senos que mamaste!
28 Pero él dijo:
—¡Antes bien, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la obedecen!
Dios te bendiga. En esta ocasión quiero traer un poco de claridad sobre este pasaje bíblico tan conocido. Te confieso que lo había leído muchas veces pero nunca lo había analizado en profundidad. De hecho cada vez que habría mi Biblia y leía la frase «¡Antes bien, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la obedecen!» lo tomaba como una reprensión de parte de Dios. Pero que hermoso realmente es leer la palabra no según nuestro entendidimiento humano si no con la guía del Espíritu Santo donde el corazón de todo es siempre el Amor.
28 Pero él dijo:
—¡Antes bien, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la obedecen!
Antes de adentrarme en el tema quiero hacer un pequeña introducción hablando sobre lo que es la palabra de Dios y la obediencia.
El concepto de la Palabra de Dios expresa la comunicación de la mente y de los propósitos de Dios al hombre (el pensamiento de su mente es comunicado a nuestra mente). Su palabra es así una extensión de su personalidad, está investida de autoridad divina y deben respetarla y obedecerla tanto ángeles como hombres (Sal 103:20; Dt 12:32)
En esta comunicación de la mente de Dios al hombre está:
–La Palabra hablada (por ejemplo cuando Dios hablabla directamente con Adán dando sus instrucciones)
–La Palabra escrita (Biblia)
–La Palabra encarnada, Jesús (Cristo es la mayor revelación o comunicación de Dios al mundo Jn 1:18)
Es de vital importancia para nosotros obedecer la palabra de Dios pues hagámonos las siguientes preguntas:
¿Qué separó al hombre de Dios? Desobedecer la palabra dada en Edén.
¿Qué acerca al hombre a Dios? Obedecer la palabra dada por su Hijo Jesús
Te puedo dar muchos motivos para obedecer la Palabra de Dios, por ejemplo que él se complace con los que le obedecen. Es nuestro Padre y debemos honrarlo como tal. Pudiera decirte también que después de todo te conviene pues al final todo lo que te pide que hagas es bueno para ti, es para protegerte, guardarte y guiarte por el mejor camino. Pero realmente lo que de verdad nos debe mover a obedecer la palabra de Dios es nuestro amor hacia él y nuestra mayor recompensa es: TENER EL HONOR DE UN TRATO MÁS CERCANO. Ahora si vamos a adentrarnos en el mensaje.
Si leemos un poco el contexto bíblico podemos ver que Jesús había sanado un endemoniado y estaba hablando palabras prodigiosas cuando de repente una mujer de la multitud probablemente admirada por las maravillas que escuchaba dijo: ¡Bienaventurado el vientre que te llevó y los senos que mamaste!
En realidad lo que ella estaba diciendo era: ¡Cuán afortunada es tu madre pues ha podido tener tan cerca a alguien tan virtuoso como tú!. A lo que Jesús en palabras simples respondió: ¡Tú también puedes! Veamos porqué.
Realmente fue un enorme honor para María haber sido la madre del Salvador del mundo, haber tenido el deleite de un trato tan cercano con él. Provemos solamente a imaginar lo que significó para ella tener la mayor expresión de la gracia y el favor de Dios en su vientre. Verlo nacer, disfrutar cada segundo de ese especial bebé, verlo crecer, cargarlo en sus rodillas, disfrutar de sus abrazos, sus besitos, ver esos ojos llenos de amor, admirar su total obediencia y escuchar sus encantadoras y sabias palabras. ¡Wow! creo que es algo que a todos nos hubiera encantado. Pero la buena noticia es que si obedecemos la palabra de Dios nosotros también lo podemos disfrutar y en un modo más profundo aún.
Juan 14:23 (RVR1995) Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él.
23 Jesús le contestó: Si alguien me ama, también me obedece. Dios mi Padre lo amará, y vendremos a vivir con él.
¡Leíste bien! Cuando amamos y obedecemos a Dios él vive dentro de nosotros. Por lo cual es verdad, María tuvo a Jesús temporaneamente en su vientre pero nosotros ahora tenemos un trato aún más cercano y DURADERO!!!.
Hoy podemos hablar en cualquier momento con él, tener comunión, ser consolados con las palabras más dulces, sentirnos amados en un modo tan profundo, abrazados, besados con los besos espirituales más tiernos. Tener un trato tan íntimo con Jesús hace que valga la pena cada renuncia y cada gesto de obediencia. ¡Él es nuestra mayor recompensa!.
El que todos en aquella época buscaban esperando un milagro, al que las multitudes corrían y se amontonaban para ver ahora está disponible en todo momento para tí.
Aquella mujer deseaba ser su madre, en Cantares otra deseaba que fuera al menos su hermano para tenerlo cerca y encontramos en Salmos también versículos que desbordan amor y que hablan del deseo de tener cerca al Señor. Esto debe ser el anhelo de nuestro corazón:
Cantares 8:1 ¡Ah, si fueras tú un hermano mío, criado a los pechos de mi madre! Cuando te hallara fuera de la casa, te besaría, y no me menospreciarían. (anhelo por tenerlo cerca)
Cantares 2:16 La esposa ¡Mi amado es mío y yo soy suya!
Cantares 2:5 Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas, porque estoy enferma de amor.
Salmos 119:131 Mi boca abrí y suspiré, porque deseaba tus mandamientos.
LA BENDICIÓN QUE TUVO MARÍA AHORA TAMBIÉN NOSOTROS LA TENEMOS Y PODEMOS DECIR CON CRISTO ¡Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan!.
Pero la bendición no solo se queda en tener un trato cercano con él, también podemos conocer sus secretos.
Seguramente las personas que más te conocen son las que más cerca están de ti, las que te ven día a día, las de tu casa. En tu vida privada muestras secretos que nunca dirías en público.
Juan 14:21 (TLA) »El que me obedece y hace lo que yo mando, demuestra que me ama de verdad. Al que me ame así, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y le mostraré cómo soy en realidad. (me manifestaré, me daré a conocer)
Salmos 25:14 La comunión íntima de Jehová es con los que lo temen, y a ellos hará conocer su pacto
Cuando obedecemos tenemos acceso a él y a los secretos de su corazón. Él se muestra abiertamente, se da a conocer y no le oculta nada a sus íntimos amigos. ¡Qué hermoso y enorme privilegio!.
Quiero terminar con unos preciosos versículos del Salmo 119 que es un himno a la palabra de Dios:
“Dichosos los que van por caminos perfectos, los que andan conforme a la ley del Señor. Dichosos los que guardan sus estatutos y de todo corazón lo buscan.” Salmos 119: 1-2
La obediencia nos permite vivir una vida de alegría, sin vergüenza, confiados en Dios.
“Con tus manos me creaste, me diste forma. Dame entendimiento para aprender tus mandamientos.» Salmos 119:73
Nadie mejor que Dios nos conoce y sabe lo que es mejor para nosotros.
“Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar. Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho me ha vivificado.” Salmos 119:49-50
En la palabra y las promesas de Dios encontramos esperanza.
“Y daré por respuesta a quien me avergüenza que en tu palabra he confiado.» Salmos 119:42
Nos da confianza en todo tiempo.
“Me regocijaré en tus mandamientos, los cuales he amado.» Salmos 119:47
Cada día de nuestra vida debemos pedirle a Dios más amor por su palabra y sobre todo más amor por él. ¡Dios les bendiga grandemente!.
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