Mateo 16:18
18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Muchas personas en la actualidad cuando oyen la palabra “iglesia” piensan en un edificio en el cual se adora a Dios, pero esta no es la definición bíblica de iglesia.
La palabra “iglesia” viene de la palabra griega “Ekklesia” que significa “una asamblea” o “una convocatoria”. La raíz del significado de la palabra “iglesia” no es de un edificio, sino de personas (Rm 16:5).
¿CUÁNTOS CONCEPTOS TENEMOS SOBRE LA IGLESIA?
En general el concepto de iglesia se divide en dos categorías: la Iglesia Universal y la Iglesia Local.
La Iglesia Universal
La Iglesia Universal es la unión de todos los verdaderos creyentes que han sido redimidos por la sangre del cordero, sin importar la raza, género o denominación que hayan tenido en la tierra (Ap 5:9-10; 1 Co 12:13; Ga 3:27-28). Está formada por todos los creyentes desde el día de Pentecostés con la llegada del Espíritu Santo, hasta la venida de Cristo por su iglesia, la cual será arrebatada fuera del mundo y llevada al cielo.
La Iglesia Local
La Iglesia Local o Iglesia organizada es el cuerpo de creyentes que profesan ser cristianos y se reúnen en una localidad o un grupo de tales asambleas locales (1 Co 1:2; Ga 1:2; Fil 1:1).
Estos creyentes han aceptado a Jesús como su salvador personal, han sido regenerados por el Espíritu Santo y aceptan la Biblia como única norma de fe y práctica. Después de bautizado el creyente es recibido como miembro de la Iglesia Local.
LA IGLESIA DE JESUCRISTO
Los siguiente que debemos ver es que la Iglesia le pertenece a nuestro Señor Jesucristo (Rm 16:16). Es su iglesia, porque la trajo a la existencia, Él es quien la compró con su propia sangre y la instituyó (Hch 20:28; Mt 16:15-18). No fue el hombre el que fundó la iglesia, así como tampoco es idea suya, si no que la Iglesia nació en el corazón de Dios. Si para Él es importante, para nosotros también debe serlo. Nosotros solamente cuidamos o administramos lo que a Él le pertenece.
LAS METÁFORAS O IMÁGENES BÍBLICAS PARA LA IGLESIA
Para ayudar a los creyentes a entender mejor cómo es la naturaleza de la iglesia, las Escrituras usan muchas metáforas. Cada una tiene algo que enseñarnos acerca de la manera que Dios se relaciona con su pueblo y cuál debería ser nuestra respuesta. Mientras las estudiemos es importante pensar en qué significan para nosotros como iglesia y cómo podemos vivirlas.
1. LA IGLESIA ES UNA FAMILIA
Efesios 2:18-19
18 porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
19 Por eso, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios,
Al aceptar a Jesús como nuestro salvador entramos a formar parte de la familia de Dios, el cual es nuestro Padre celestial (Ef 3:14).
Jesús llama a sus seguidores sus hermanos y hermanas (Mt 12:49-50). Estas imágen nos recuerdan cuán profunda es la relación que debemos tener entre nosotros. Debemos amarnos y tratarnos como lo haríamos con nuestra propia familia.
Los miembros de la familia están vinculados entre sí. Comparten comidas, celebran juntos, lloran juntos, se regocijan juntos, toman decisiones juntos y, cuando están separados, anhelan reunirse.
Pablo considera a la iglesia como una familia cuando le dice a Timoteo que actúe como si todos los miembros de la iglesia fueran parte de una familia más grande. Debemos tratar a los ancianos como padres, a los hombres más jóvenes como a hermanos, a las ancianas como madres y a las mujeres más jóvenes como hermanas (1 Ti 5:1-2). Tenemos mucho que aprender todavía en cuanto al trato de los unos con los otros.
2. LA IGLESIA ES UN EDIFICIO O TEMPLO
1 Corintios 3:9 porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
1 Pedro 2:4-5
La piedra viva
4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
La iglesia también se conoce como un edificio o el «templo de Dios» (1 Co. 3: 16). Esto nos da una clara idea de la intención de Dios para la iglesia. El templo del Antiguo Testamento debía representar a Dios habitando con su pueblo. Ahora el Espíritu de Dios vive en nosotros por lo cual debemos reflejar la gloria de Cristo al mundo. Antes había un templo, ahora nosotros somos el templo donde mora el Señor.
Pedro llama a los cristianos «piedras vivas» que construyen una «casa espiritual» (1 P 2: 4–5).
Cristo es la principal piedra, el fundamento de la iglesia. Él es la base, el que mantiene firme el edificio y lo hace crecer (Ef 2:20-22).
3. LA IGLESIA ES EL CUERPO DE CRISTO
1 Corintios 12:27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
La iglesia es el cuerpo de Cristo, donde Él es la cabeza y los cristianos son los miembros (Ef 1:22-23; Ef 5:22-27; Col 1:18).
Así como el cuerpo humano necesita diferentes miembros u órganos para que todo funcione, de igual modo sucede con el cuerpo de Cristo. Cada miembro es digno e importante y debemos apreciar la diversidad de dones de cada uno. Por lo cual no hay excusa para la autocompasión (1 Co. 12: 15–20) o el orgullo (1 Co. 12: 21–26). Nadie se debe sentir superior o tener un concepto más alto de si mismo. Todos nos necesitamos y el objetivo es usar los diferentes dones para el bien de todo el cuerpo para que Dios pueda ser glorificado (Rm 12:4-5).
El cristiano no debe estar aislado ni independiente. Debemos trabajar y vivir en unidad, como un solo cuerpo, pensando en el «bien común» de la congregación, no en el interés o egoísmo individual. Esto se debe reflejar en todo sentido, ya sea en la toma de decisiones prácticas en la vida diaria de la iglesia o aún en las decisiones de más importancia.
La metáfora también sugiere el peligro de no estar en el cuerpo. ¿Qué tan saludable, después de todo, es una extremidad desprendida o un órgano descartado? La metáfora une nuestro bien espiritual con los demás. Como sabemos por nuestros propios cuerpos, cuando un miembro sufre, todo el cuerpo sufre (1 Co 12:26).
4. LA IGLESIA ES LA NOVIA DE CRISTO
Juan 3:29 (RV1960) El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido.
Juan 3:29 (TLA)
29 »En una boda, el que se casa es el novio, y el mejor amigo del novio se llena de alegría con sólo escuchar su voz. Así de alegre estoy ahora, porque el Mesías está aquí.
Cristo es presentado como el esposo por Juan el Bautista. La iglesia es representada como la virgen pura que espera la venida de su esposo.
Al morir en la cruz Cristo con mucho amor y sacrificio cumplió el simbolismo oriental de pagar una dote al precio necesario para tomar una esposa. Tal como hubo un período de desposarse en tiempos bíblicos, durante el cual la novia y el novio estaban separados hasta la boda, así mismo actualmente la iglesia está separada del novio y en espera de la venida de Él.
La responsabilidad de la novia durante este período es la de serle fiel
2 Corintios 11:2 (TLA) Dios ha hecho que yo me preocupe por ustedes. Lo que quiero es que ustedes sean siempre fieles a Cristo, es decir, que sean como una novia ya comprometida para casarse, que le es fiel a su novio y se mantiene pura para él.
En el arrebatamiento de la iglesia el Esposo vendrá por su esposa y la llevará al cielo, donde se llevarán a cabo las «bodas», y de esta manera se restaurará la eterna unión de Cristo y su esposa.
Frecuentemente los cristianos se dejan llevar por el deseo de criticar o murmurar a los demás. La Biblia nos exhorta a que no tratemos de evaluar la calidad de las obras de otro cristiano (esto no significa que no debamos rechazar el pecado) si no que se refiere más bien a la calidad y el valor de la vida. Pero hay que saber que a cada cristiano se le ha confiado algo y tendrá que rendir cuentas a Cristo (Rm 14:4, 8-13, 18-19).
Tenemos que recordar siempre que Jesús ama a su novia. ¿Cómo podemos decir que amamos a Cristo sin amar lo que Él ama? Él tiene un amor particular por la iglesia, al punto que ha dado su vida por ella, en el tiempo presente la está santificando para presentársela a si mismo como una iglesia gloriosa, digna de un Esposo Santo, sin manchas y sin arrugas. Èl la sustenta y la cuida (Ef 5:25-27). Por tanto, debemos ser cuidadosos en hablar en contra de algo que Cristo habla a favor, no sea que nos encontremos oponiéndonos a Cristo mismo.
Como creyentes en Cristo Jesús lo que debemos hacer es mantenernos unidos y esperar el gran día cuando estaremos unidos con nuestro esposo. Hasta entonces, nos mantenemos fieles a Él y diciendo con todos los redimidos del Señor: «¡Ven Señor Jesús!» (Apocalipsis 22:20).
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