Marcos 16:15
15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
Los objetivos principales de la Iglesia cristianana son:
1. Adorar a Dios en espíritu y en verdad (Jn 4:23-24).
La iglesia debe glorificar a Dios en su servicio, culto y adoración. Glorificarlo significa reconocer su grandeza y darle el honor alabándolo y adorándolo, principalmente porque solo Él, merece ser alabado, honrado y adorado. Adorar a Dios es más que cantar, es obedecerlo y entregarse totalmente.
El significado de la palabra griega en el Nuevo Testamento traducida más a menudo como «adoración» (proskuneo) es «postrarse delante» o «arrodillarse delante.» La adoración es una actitud del espíritu. Cuando adoramos debemos manifestar reverencia, tener una actitud humilde, respetuosa, de admiración, de reconocimiento.
Ahora, los cánticos son un medio para expresarle a Dios cuánto lo amamos, cuánto estamos agradecidos y cuán importante Él es para nosotros. Estos deben exaltar a Dios y la obra que Èl ha hecho en nosotros, no a nosotros mismos (Salmos 100; Col 3:16). Deben estar apegados a la Palabra de Dios y debemos adorar a conciencia, con entendimiento e inteligencia (Sal 47:6-7). Esto significa que debemos creer lo que estamos cantando. Todo nuestro ser: cuerpo, alma y espíritu deben estar conectados con Dios en la adoración. De nada sirve mover la boca si la mente está en otra parte. También requiere que tengamos un conocimiento de quién y cómo es Èl (Sal 66:2; Sal 96:8) o sea que así como es su Nombre debe ser su alabanza.
La adoración una y otra vez ha logrado esto: Que la presencia de Dios llene la casa. Cuando adoramos a Dios en espíritu y en verdad Dios trae consolación a nuestras vidas, trae sanidad interior y física, renueva nuestra fuerzas, rompe cadenas y recibimos milagros (Hch 16:22-26). Nuestra alabanza nunca debe estar condicionada por nuestras circunstancias, si no por quién es Dios y lo que Èl merece.
“No permitas que tu queja se escuche más alto que tu alabanza. La adoración abre los cielos.”
2. Proveer comunión (Hch 2:42).
La iglesia debe proveer un lugar de compañerismo, donde los cristianos puedan convivir fraternalmente, orar, honrarse unos a otros (Rm 12:10), instruirse unos a otros (Rm 15:14), ser benignos y misericordiosos unos con otros (Ef 4:32), animarse unos a otros (1 T 5:11), y lo más importante, amarse unos a otros (1 Jn 3:11). Esto también nos brinda una oportunidad para reconciliar las diferencias y corregir errores a medida que examinamos nuestras interacciones con otros creyentes.
3. Impartir el conocimiento de las Sagradas Escrituras, para el crecimiento en la vida y en las virtudes cristianas.
Es de vital importancia conocer cada día más la Palabra de Dios, ya que desde siempre hay muchas falsas doctrinas, por lo cual debemos tener una base bíblica y fundamentos para poder discernir lo correcto de lo incorrecto. No debemos ser como los niños que se llevan todo a la boca, aún las cosas peligrosas, debemos alcanzar la madurez (Ef 4:14; 2 P 3:18)
La iglesia debe enseñar la doctrina bíblica, a fin de que podamos ser arraigados en nuestra fe. Tiene que instruir, fomentar el crecimiento, reprender y corregir (2 Ti 3:14-17).
2 Timoteo 3:14-17 (NTV)
14 Pero tú debes permanecer fiel a las cosas que se te han enseñado. Sabes que son verdad, porque sabes que puedes confiar en quienes te las enseñaron. 15 Desde la niñez, se te han enseñado las sagradas Escrituras, las cuales te han dado la sabiduría para recibir la salvación que viene por confiar en Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. 17 Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra.
4. Propagar el Evangelio (Mc 16:15-16).
La iglesia es un faro de luz en medio de su Comunidad y debe propagar el Evangelio.
Comisión: Orden y facultad que alguien da a otra persona para que ejecute algún encargo.
Dios nos da autoridad, nos encarga, envía y delega la tarea de predicar el Evangelio para ganar a los perdidos. Es importante recordar siempre que Él es el que nos da el poder, está con nosotros y nos ayuda cualquiera que sea nuestra circunstancia (Mc 16:19-20; Hch 1:8).
No debemos dejarnos influenciar nunca por nuestras emociones, las personas, nuestro entorno, nuestros problemas, si no que debemos afirmar nuestros corazones y simplemente predicar la palabra, recordando que ella tiene poder. Por ejemplo, en ocasiones sucede que justo antes de predicar te sucede algo, se te presenta algún problema, alguna oposición, alguien te ofende, pero NUNCA nada de eso debe constituir un obstáculo. Hay que crecer, madurar y fortalecerse en el Señor predicando siempre sin dejarse intimidar por nada ni nadie (Hch 4:16-20, 29-31)
Hemos sido comisionados a predicar en todo tiempo, aunque el momento o lugar no nos paresca oportuno, tengamos o no tengamos ganas. Todo tiempo significa TODO TIEMPO.
2 Timoteo 4:2 (TLA)
2 Tú anuncia el mensaje de Dios en todo momento. Anúncialo, aunque ese momento no parezca ser el mejor. Muéstrale a la gente sus errores, corrígela y anímala; instrúyela con mucha paciencia.
El mensaje principal que debemos anunciar es este:
1 Corintios 15:1-4
15 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;
2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;
Hechos 4:12
12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Además de ser en todo tiempo, también es para todos. Si usted todavía no tiene mucho conocimiento de la Palabra de igual modo puede leerle a alguien estos verículos, además puede hablar de su testimonio, de lo que Dios ha hecho en su vida (Sal 66:16).
El hecho es que todos debemos presentar a Cristo a otras personas. Prediquemos sin temor, sabiendo que le excelencia y el honor son de Dios no de nosotros, y como dice su Palabra el Espíritu Santo pondrá en nosotros las palabras que debamos hablar (Mt 10:18-20). Dos hermosos ejemplos de esto lo tenemos con Pedro y Juan (Hch 4:13) y el mártir Esteban (Hch 6:8-10, 15).
Nota personal: Un consejo práctico que deseo dar es que cuando prediquemos es importante que lo hagamos con dos elementos: MISERICORDIA y VERDAD (Pr 16:6). Por ejemplo, no podemos dar la mala noticia de que todos somos pecadores sin dar luego la bueno noticia de que Cristo murió por nosotros. Usted no le puede hacer notar a una persona su dificultad si no le da luego la solución para ella. Es importante exponer la misericordia y el amor de Dios pero sin excluir la verdad de su Palabra.
Por último, además de predicar, otro modo de propagar el Evangelio es enviar misioneros y reproducirse plantando otras Iglesias.
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