Jeremías 31:3
Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.
Dios les bendiga mucho. La meditación del día de hoy realmente es muy simple y corta, pero yo se que Dios nunca habla en vano, si no que pone cosas en nuestro corazón porque nosotros las necesitamos y también otros las necesitan. A veces no deseamos estudios muy rebuscados si no palabras simples que hablen a nuestra vida en un determinado momento. Es por eso que hoy quiero hablarte de dos cualidades del amor de Dios que son: su ETERNIDAD y su SEGURIDAD.
Una de la necesidades más importantes del ser humano es la de amar y sentirse amado. A lo largo de nuestra vida vamos encontrando personas que nos brindan su amor y eso nos satisface mucho. En mi caso una de ellas fue mi abuela. Ella era alguien muy especial, me daba tantos mimos, cuidados y amor que realmente elevó demasiado mis expectativas en cuanto el sentirme verdaderamente “amada”. También con el tiempo encontré otras personas que en su momento fueron definitivamente importantes, que me hicieron sentir especial, otros en las nubes, en fin me hicieron experimentar cosas hermosas en mi vida, porque el amor es realmente algo hermoso. Ahora, hay una grande y dura realidad y es la siguiente: el ser humano cambia, la vida cambia, las situaciones cambian y de hecho no podemos ni siquiera hacer de esto una culpa, porque nosotros mismos cambiamos continuamente. Por lo cual es muy duro tener que enfrentar el hecho de que, personas con las que contábamos por un motivo u otro ya no están, su amor cambió o se convirtió en otra cosa. Te voy a dar esta palabra exactamente en el modo y con los versículos que la recibí, leamos:
ETERNIDAD
Jeremías 31:3 Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.
Como te comenté antes, en mi caso después que mi abuela falleció fue muy duro enfrentar la realidad de que por ahora no contaba más con esa figura, ni con el amor que terrenalmente me ofrecía. No por su propia elección si no porque su tiempo en esta tierra había terminado. Pero a diferencia del ser humano el amor de Dios trasciende el tiempo, el espacio, es un amor que no tiene barreras ni límites y es ETERNO. O sea su amor es una garantía, es algo sin fin, que nunca va a morir ni vamos a carecer de ello, porque tiene la capacidad de siempre ESTAR debido a su poderosa e indescriptible eternidad. Yo no se a ti, pero esto es algo que consuela y fortalece profundamente mi alma. En esta tierra hay tanto movimiento y tanto cambio, que todos necesitamos anclarnos al menos a algo estable, que nos de una seguridad, y este es el segundo punto.
SEGURIDAD
Salmos 27:10 Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá.
Si es duro perder el amor de alguien porque ya no está en esta tierra, más terrible aún es saber que esa persona que está en vida, con la que contabas y que amabas ya no te ama en el mismo modo. Eso es algo que te destruye, te rompe el corazón y te causa mucho dolor. Nosotros los seres humanos nos tomamos muy en serio las cosas y si alguien nos dice que nos ama pensamos que eso siempre va a ser así. Por lo cual, es difícil aceptar el hecho de que quizás eso que un tiempo era amor luego se convirtió en cariño o amistad, o peor aún se olvidó o desapareció. Es por eso que la palabra de Dios trae consuelo a nuestra alma diciéndonos que no solo en situaciones de amor de pareja (estas suelen ser muy dolorosas) si no aún personas que se supone que deberían amarnos por naturaleza, como algo básico y esencial, casi por deber como nuestros padres, si ellos no lo hicieran y nos abandonaran CON TODO El nos recogerá. El se va a hacer cargo de nosotros, nos va a cuidar, nos va a recibir, nos va a abrazar y NUNCA nos va a abandonar.
Quizás en el día de hoy estés enfrentando el abandono de tu pareja, de tu familia, en fin de alguien a quien amas mucho y eso es triste y se siente fatal, pero te invito a que recibas esta grande verdad de que: no estás solo Dios te ama, te sostiene y con El siempre vas a poder contar. Por eso vive, disfruta cada período de tu vida, ama y déjate amar por las personas que estén en ese momento en ella. Jamás endurezcas tu corazón por las cosas difíciles que te sucedan, no pierdas la ilusión, sigue avanzando, recibe y acepta con serenidad las cosas como se presenten, las entradas y salidas de personas en tu caminar. Agradece por lo que un día tuviste desechando lo malo y atesorando lo bueno. Se dulce, no pierdas tu esencia ni la esperanza. Ancla tu corazón en la verdad de que eres un ser amado. Recuerda siempre que el amor de Dios siempre estará y de El si que nada ni nadie te va a poder separar. Tu no eres de los que se rinden ¡Levántate y vuélvelo a intentar!
Recibe un abrazo enorme de mi parte. Que la serenidad y la paz de Dios estén siempre contigo.
Romanos 8:38-39
38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
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