Parte 1 Introducción
Paciencia en el matrimonio
Romanos 5:3-5
3 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5 y la esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
¡Dios te bendiga! En el día de hoy quiero hablarte de un fruto del Espíritu Santo que es muy importante que se produzca en nuestras vidas y es la PACIENCIA.
De inmediato vamos a ver el significado de la palabra paciencia y créeme que te quedarás sorprendido cuando entenderás realmente lo que significa leamos:
Paciencia:
-aprender a esperar y llevar a cabo diferentes planes o tareas sin permitir que la ansiedad arruine el objetivo enfrentando la espera con resistencia y perseverancia.
-sufrir, soportar en silencio situaciones desagradables, con fortaleza y sin lamentarse.
-soportar contratiempos, desgracias, aflicciones y dificultades cuando nuestros derechos son violados sin alterarse ni quejarse.
-capacidad que se posee de tolerar una situación sin perder la calma ni experimentar nerviosismo.
-constancia valiosa que se opone a la ira y al mal y a pesar de lo que se sufra no se deja dominar por él.
La verdad es que el significado de la paciencia es muy amplio y realmente yo pensaba que tenía que ver nada más con la calma y la paz pero la paciencia no es solo eso, la paciencia tiene mucho que ver con el sufrimiento, si amado amigo.. para que te acabes de sorprender precisamente la palabra paciencia proviene del latín «pati» que significa sufrir y de allí viene la palabra patiens que se introdujo en el castellano como «paciente» (en los hospitales) o «el que sufre».
Por lo cual amado hermano en el ámbito espiritual la paciencia implica sufrimiento.
Pongamos algunos ejemplos de situaciones que se nos presentan en nuestro diario vivir en los cuales la necesitamos:
-te encuentras en medio del tráfico estás atrasado y alguien te hace un mal gesto o te ofende: necesitas paciencia.
-tus hijos tienen la casa totalmente desordenada y estás a punto de dar gritos: necesitas paciencia.
-se burlan de tu fe nuevamente, te ridiculizan y te menosprecian en público: necesitas paciencia.
-tienes que tratar diariamente con una persona difícil y amargada que trata de arruinar y envenenar tu vida tratando de quitarte tu paz personal: necesitas paciencia
-te encuentras en una larga cola y después por cuestiones de burocracia no te resuelven el documento que tanto necesitas y te sientes muy irritado: necesitas paciencia
-te enteras de la enfermedad de un ser querido y del largo tratamiento que le espera: necesitas paciencia.
Pudiéramos poner infinidades de ejemplos pero ahora vamos a ver a la luz de la Palabra de Dios lo que significa y como podemos adquirirla, desarrollarla y aplicarla ejercitándola en diferentes ámbitos de nuestra vida.
Lo primero es entender que como dijimos al inicio la paciencia es un fruto que produce en nosotros el Espíritu Santo de Dios cuando le abrimos nuestro corazón a Jesús y El viene a morar en nuestras vidas:
Gálatas 5:22-23
22 Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Le va a resultar realmente muy difícil a una persona poder ejercitar la paciencia si no es con la ayuda continua de nuestro precioso ayudador y paciente amigo el Espíritu Santo.
Muchas veces pensamos que cuando estamos enojados tenemos el derecho de gritar, desahogarnos, dar rienda suelta a nuestra rabia y violencia pero esto no es lo que nos enseña la Biblia al contrario estas reacciones son la consecuencia de la falta de dominio propio e inmadurez espiritual que tenemos todavía y están muy relacionadas con lo que la palabra llama «las obras de la carne» o sea aquellas cosas que a nuestra naturaleza pecaminosa no le cuesta nigún trabajo hacer si no que le viene espontaneamente:
Gálatas 5:19-21
19 Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas. En cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Algo muy lindo e interesante es que lo contrario a todas estas malvadas obras son los preciosos frutos del Señor y es que realmente se llaman así «frutos» porque precisamente no crecen de un día para el otro si no que se necesita su tiempo y cuando la palabra dice que «contra tales cosas no hay ley» significa que estas cosas hermosas podemos practicarlas cuanto queramos, sin restricciones, la Biblia nos exhorta a practicar el bien en continuación y no ser vencido por lo malo, si no vencer con el bien el mal pues nosotros con la ayuda de Dios somos más fuertes y no nos vamos a dejar dominar por la maldad.
Ahora vamos a ver como aplicarla en diferentes ámbitos de nuestra vida y voy a dividir este estudio en dos partes, para que si se te hace muy largo comiences leyendo el área que más te interesa aunque en realidad me daría un grande placer que pudieras leer todo y ponerlo en práctica.
Quiero empezar con el área en la cual el Señor hasta ahora más me ha procesado: en el matrimonio, y de hecho si estoy escribiendo esto es porque Dios vio que yo primeramente necesitaba entender esto para ayudarme a vivir más tranquila, sana y feliz mi vida matrimonial comencemos:
PACIENCIA EN EL MATRIMONIO
Cuando nosotros los seres humanos estamos en la fase inicial de enamoramiento la verdad es que todo nos parece color de rosa e idelizamos a nuestro ser amado y no somos capaces de ver sus errores ni defectos, pero una vez que la pareja se casa, empieza la convivencia y de consecuencia empiezan a relucir poco a poco las características sea buenas que malas de esa persona. Es muy probable que al inicio cuando empezamos a ver ciertos comportamientos que no nos agradan nos venga natural querer arreglar las cosas y nos mantenemos esperanzados de que vamos a ser esos héroes que logren cambiar a la otra persona, pero la realidad es que no nos podemos engañar, en la vida real nadie cambia a nadie, el único capaz de transformar el ser humano es Dios, y si Él no es el centro de nuestra relación y no entendemos esto va a llegar un momento en el que tratando de cambiar a la otra persona y no viendo ninguna mejoría nos vamos a agotar fisica y espiritualmente, nos vamos a sentir como se dice «hartos» no soportando más esa realidad y esto puede traer consigo consecuencias muyyy peligrosas como son: los brotes de violencia, ira, división, alejamiento y lo peor de todo el hecho de rendirse y dejar por incorregible la otra persona llegando a la conclusión de que la única solución es el divorcio. Pero amado hermano, esa no es la voluntad de Dios, El es un Dios de unión y no de división y bien lo dice la palabra que lo que Dios unió, no lo debe separar el hombre.
Algo muy interesante que el Señor me enseñó a través de este estudio es que nunca debemos perder la paciencia ni rendirnos ¿sábes porqué? porque cuando lo haces en automático estás perdiendo las cosas más importantes que son: LA FE, LA ESPERANZA Y EL AMOR.
La fe de que así mismo como Dios obró en ti, El también es lo suficientemente poderoso para obrar en esa persona por muy dura o difícil que parezca.
La esperanza de que tu situación pueda cambiar.
Por último el amor, pues te vuelves frío y dejas de creer en él, en el amor de pareja aunque también se pueda aplicar al amor entre amigos, padres, hermanos, y la gravedad del asunto está en lo siguiente y escúchame bien porque esto es muy importante:
SI NO CREES EN EL AMOR DE CONSECUENCIA NO CREES EN DIOS PUES DIOS ES AMOR.
Es por eso que dice la palabra en Mateo 24:12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
Pero tu no eres de esos amado amigo, tu eres de los que luchas, no de los que se rinden y tratas por todos los medios de vivir la palabra del Señor que dice:
1 Corintios 13:4-7
4 El amor es sufrido, es benigno;el amor no tiene envidia;
el amor no es jactancioso, no se envanece,5 no hace nada indebido, no busca lo suyo,
no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad.
7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Si tienes que sufrir en la espera de que Dios restaure alguna área de tu matrimonio hazlo, no pierdas la esperanza, cree en tu Dios, a pesar de todo continua a buscar el bienestar de tu pareja, no seas vengativo ni egoísta, aprende a comportarte como un hijo de Dios. ¿Es fácil? Para nada, nadie a dicho que lo sea pero si tenemos a Dios con nosotros ¿quién podrá contra nosotros? Si El nos ayuda vamos a poder conservar nuestra sanidad espiritual y nuestro matrimonio.
1 Corintios 13:13 Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
La paciencia y el amor van de la mano, si amas a Dios El va a derramar su amor en tu corazón, te va ayudar a tener paz en medio de la tormenta, va a enseñarte a amar cada día más a tu pareja a pesar de sus defectos o cosas que no te agraden y la paciencia que El va a desarrollar en ti va a revelar también la fe en sus planes y su omnipotencia (que todo lo puede) pues para El no hay nada imposible. Solo tienes que ponerte en sus manos, mantener la paciencia y confiar en El.
Esto que te acabo de escribir no es una teoría, ni una fábula, es algo que he experimentado en mi vida y créeme me ha dado resultado, así que deseo que esta palabra se haga VIVA en tu vida y tu también puedas comprobar que maravillosa es la Paciencia que produce Dios!
Por último quiero recordarte algo y es que tu tampoco eres perfecto, recuerda que así como infinitas veces Dios te perdona, tú también lo debes hacer con tu pareja, así como Dios tiene paciencia una y otra vez contigo, tú también la debes tener en tu matrimonio. Pero bueno de la Paciencia de Dios estaremos hablando en la próxima entrada.
Vamos a dejar hasta aquí esta primera parte pero te invito a leer la próxima para que también pueda bendecir las otras áreas de tu vida.
Recibe la paz de Dios y un abrazo grande de mi parte.
¡Dios te bendiga!
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